75 Nombres Esenciales Para Repensar el Pop Rock Valenciano: "Historia del Pop Rock Valenciano" - Carlos Pérez de Ziriza (Editorial Sargantana, 2020)

Hace unas semanas la editorial Sargantana puso en circulación el nuevo libro del periodista Carlos Pérez de Ziriza "Historia del pop rock valenciano en 75 nombres esenciales", un esfuerzo por dibujar los contornos de nuestra música popular en los últimos setenta años a partir de las biografías de sus autores esenciales. 
 
De Bruno Lomas y Los Huracanes a Gener y La Plata, en esta especie de álbum de fotos de nuestros creadores más importantes no solo encontramos referentes del pop y del rock, en sus páginas también tienen acomodo figuras de la cançó d´autor, titanes de la música melódica, oportunidades perdidas del punk, alquimistas de la electrónica, gigantes del rock progresivo, virtuosos del jazz, maestros del hip hop, entusiastas del reggae y compositores de todos los estilos que han servido para conformar la historia de las músicas populares de la Comunidad Valenciana. - “ Sesenta años de historia en un centenar de folios y en 75 nombres. No es fácil “- confiesa el autor en la introducción ¿Lo conseguirá? 
 
Nuestra música necesita relatos, miradas centrales y tangenciales y relecturas desde este presente de incertidumbres que reevalúen de dónde venimos para poder descifrar dónde estamos y por dónde podríamos seguir. No olviden que las narraciones nos explican, nos dan consistencia y refuerzan los lazos de comunidad. Es cierto que tenemos volúmenes monográficos de autores y de escenas, historias de la València subterránea, artículos en papel y en digital, blogs repletos de entusiasmo y ese esfuerzo tremendo y referencial que fue aquella "Historia del Rock de la Comunidad Valenciana" (Avantprees, 2004) que editó y coordinó Raúl Serrador y que contó con la participación de insignes especialistas de nuestras músicas. Aún así, seguimos necesitando textos como el que nos presenta Pérez de Ziriza que nos ayuden a forjar una imagen de conjunto de la evolución de la música en nuestro territorio.
 

El nuevo libro del autor de la guía "Indie & Rock Alternativo" (Manontroppo, 2017) comparte las 270 páginas del volumen con ilustraciones de los artistas y grupos protagonistas en un diálogo que en algunos capítulos llega casi a equilibrarse con el texto. Resulta curioso que un artefacto que ha dado tanta importancia a la parte visual no haya explicitado información alguna sobre el autor o la autora responsable de la parte gráfica. Si esa información está en algún lugar, que podría ser, no he sido capaz de encontrarla. Con respecto a los textos, todos siguen el mismo patrón; un relato más largo, de entre una y dos páginas, con las referencias biográficas y un despiece adicional donde se traza contexto, se redondea lo expuesto, se introducen anécdotas y se completa la información. No se crean lo de los setenta y cinco nombres esenciales porque las referencias a otros creadores coetáneos son cientos. 
 
Si están ustedes acostumbrados a su trabajo en medios como El País, Efe Eme, Mondosonoro, el Hype, Beat Valencia, Música Dispersa y demás van a reconocer pronto esa prosa precisa, ese rigor en los datos, esa preocupación porque la escritura tenga calidad y ese esfuerzo por opinar con responsabilidad. El relato está muy medido y tiene el rigor del periodista que huye de los fuegos de artificio. A pesar de esa voluntad de contención, entre los pliegues de muchas de estas aventuras se percibe el cariño que siente por el material que tiene entre las manos - “Señor Mostaza es una de las mejores bandas de pop valencianas de las últimas décadas ( …) ”- afirma rotundo en el arranque de la página 215 y de Polar concluye en la página 177 - “ (...) la verdad es que no ha habido otra banda en España que haya sabido adaptar con tanta habilidad esa emoción al ralentí de la escuela slowcore que proponían aquellos referentes “. Hay muchos ejemplos de esta calidez valorativa. El autor no está dispuesto a renunciar a la capacidad de poner en valor propuestas que, muchas veces, merecieron mejor la suerte. En ese sentido, estamos ante un libro nada equidistante; siempre que lo considera necesario toma partido. 
 
Si romper las costuras que impone la etiqueta pop rock para abrazar creadores de otros territorios de la música popular es todo un acierto, considerar como una de las esenciales de la música valenciana a la chilena Soledad Vélez es otra decisión política que enriquece un texto que, conforme avanzamos en la lectura, ofrece más de lo que, a priori, podíamos pensar. En tiempos de hipernacionalismos excluyentes y banderas kilométricas, ese concepto de pertenencia extendido a todas las personas que viven en el territorio, independiente de donde hayan nacido, se nos presenta mucho más respetuoso y hospitalario que las visiones esencialistas, restrictivas y con olor a Terry y Varon Dandy que, lamentablemente, cada vez encuentran más sustento electoral. A la selección de los principales que estructura el trabajo, nosotros habríamos incluido un capitulo dedicado a ese holandés errante enamorado del pop frágil y melancólico que hace un montón de años llegó a València por error y se quedó a ver que pasaba. - “ No serán todos los que están, ni tampoco estarán todos los que son”- se defiende de Ziriza desde la segunda línea de la introducción. Él sabe muy bien que en todo aficionado se esconde un crítico de música y un programador de festivales con mejor criterio que los que realizan esa labor. Hay que reconocer que somos muy cansinos. 
 

Carlos Pérez de Ziriza es una persona tan respetuosa en el trato como con su trabajo pero eso no significa que a veces no arrugue el ceño como señal de cierto cansancio o que renuncie a expresar en público lo que piensa sobre ciertos temas. - “ ( …) Conviene asumir que nunca ha sido Valencia un lugar muy propenso a la conservación de su legado cultural” - Reconoce sin ambages en la página 144. Y un poco después, en el despiece que analiza el ascenso, la caída y la resurrección de la ruta deja escrito (…) Aún con el riesgo que comporta esa costumbre tan valenciana de pasar del cero al infinito, del autoodio más radical a la autosantificación sin visos críticos, ha cundido en los últimos tiempos la idea generalizada de que la Ruta fue un fenómeno cultural cuyas señas de identidad vale la pena rescatar (…) Conviene en su caso delimitar hasta dónde hablamos de cultura y hasta dónde estrictamente de ocio”. Señoras y señores, el debate está servido. 
 
La lectura de "Historia del Pop Rock Valenciano" avanza fácil. Se tarda poco en encontrarse con creadores como Eduardo Bort, Julio Bustamante, Nacho Marco o Betunizer de los que te apetecería mucho seguir leyendo unas páginas más. Conforme nos acercamos al final nos es difícil desprendernos de la sensación de que en la historia de nuestra música se fueron acumulando las ocasiones perdidas y la mala suerte. Es cierto que hay triunfadores, coches caros, vida de película, millones de discos vendidos y reconocimiento público, pero abundan las decisiones equivocadas, los proyectos que se agotan, la energía que se desvanece, la ilusión que se marchita, la falta de interés, los problemas personales, la incomprensión de los medios y de las casas de discos, la distancia insalvable de los centros de decisión y hasta accidentes de coche mortales que interrumpen la historia de manera dramática. Si lo piensan bien, esa relación dialéctica entre el éxito y el fracaso, entre lo eterno y lo efímero, entre lo que podía haber sido y lo que terminó siendo es consustancial a la música pop, un territorio que nació joven y tan efímero como la eternidad. ¿Consigue el autor del magnifico "No olvides las canciones que te salvaron la vida" (Efe Eme, 2019) construir algo parecido a un relato de la historia de las últimas siete décadas de nuestra música a partir de los autores seleccionados? Si lo quieren saber tendrán que leer el libro. Si se animan lo van a disfrutar, van a descubrir cosas que no sabían y se van a quedar con ganas de conocer más. No es mal plan. 
 
 
Marcos Rubio.
 
 
 
 
 

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