Imposible contar las formas tan extrañas por las que un disco puede llegar a tus manos y sorprenderte. En este caso, ha llegado impactando nuestros oídos, el primer trabajo, homónimo, de Júlbez Urrutia, editado en marzo de este año por Discos el Apartamento. Doce cortes grabados, mezclados y masterizados en Grabaciones Sumergidas (el Puerto de Santa María) por Juan Antonio Mateos, entre noviembre de 2020 y enero de 2021.
Tras Júlbez Urrutia encontramos al
músico afincado en Antequera, Juanlu Fernández, vocalista de The Shouting Market,
una banda malagueña con varios discos en su haber. Sin embargo, para
esta aventura, mucho más intimista, había que tirar de un alter ego acorde a
las circunstancias, y así, nace un proyecto personal, terapéutico, un viaje al
interior para sacar a la luz estas doce canciones.
Abriendo el disco, Sintra:
una instrumental intensa, cargada de atmósferas donde las guitarras se
mantienen en un plano, sin grandes subidas ni rupturas, como la cadencia de
unas olas que llegan a la orilla aportando tranquilidad. Así suena Sintra, una
mirada al océano en un día calmo que anticipa toda la introspección que va a
plantear el resto del disco. Para mí, junto a Mal de Altura y Poses,
compone la triada que nos da las pistas para entender y apreciar este trabajo.
Si todo el disco nos lleva
mentalmente hacia las influencias de su autor, entre las que intuimos a Los
Planetas en su etapa más melódica o el desgarro de McEnroe en algunos
temas, es en el segundo corte Hill Street, donde quizás podamos verlos
más claros sin que por ello Júlbez Urrutia pierda autenticidad. Al fin y al
cabo, no “parecerse” o “recordar” otros autores es prácticamente imposible.
Un paseo por la historia,
utilizando como vehículo al general cartaginés Amilcal Barcar, no es más
que la excusa para que nos perdamos en una melodía con la cadencia adecuada
para esperar con impaciencia la subida final, cuál batalla melódica sin
víctimas colaterales.
Llegamos así a Mal de altura,
que fue también el tema adelanto del disco y del que podemos ver vídeo en YouTube.
Un inicio suave, en la línea del resto del disco, con una de las letras más
interesantes de este LP y, sobre todo, el corte con más personalidad del disco,
del que podríamos decir, define el sonido de Júlbez Urrutia.
No somos los de antes es
sin embargo un tema que, sin romper la línea de los anteriores, se desmarca en
cierta manera, arriesgando más unos riffs ascendentes que acompañan a una voz
más desgarrada en este tema, con un crescendo que nos guía hacia la idea cierta
del cambio, de la evolución personal.
Espiral nos sitúa en el
ecuador del disco sin desmarcarse del resto del trabajo, que sigue una línea
bastante homogénea, sin sorpresas ni sobresaltos, el disco, realmente, goza de
una cómoda continuidad musical que permite la tranquilidad en su escucha. No es
un disco para bailar, está claro, es de los que invitan al relax y la mirada
introspectiva, también necesaria en la discografía de un buen melómano que se
precie.
Mismo comentario podría aplicar a
Cudillero, que sirve de preludio a otro de los temas que se desmarca
mínimamente, en este caso por la acidez que destila Pose, un tema donde
los medios tiempos y una rítmica que va marcando con claridad las partes de la
canción nos recuerda que, en la sociedad del postureo, lo que enseñamos es más
importante que lo que sentimos o disfrutamos. Una buena, y necesaria, crítica
social que aporta bastante brillo al conjunto del disco.
Zamburiña, Las fuerzas y Promesas
bajo el sol, rematan, acercándose al final, este viaje al interior de Júlbez
Urrutia. Personales, viajando desde la languidez de la primera al ritmo de Las
Fuerzas, el tema con el que podríamos movernos algo más en un concierto del autor
y las expresivas guitarras iniciales de esas “Promesas…” que nos llevan ya al inminente
final.
Un final que llega con Elena,
el tema más acústico, más desnudo, que nos llega desdotado prácticamente de
cualquier elemento que pueda distraer de la propia letra de una canción que “se
escapa entre nubes, nieblas y escarchas”, con total intimidad entre el músico y
su guitarra, para dejarnos pensando en todo lo que hemos conocido de Júlbez
Urrutia a través de estos doce cortes.
Es cierto que, este tipo de
discos, no entran fácil en una primera escucha y, es por eso, que una vez lo
hemos desgranado y disfrutado, tras varias reproducciones, es un disco más que aconsejable
para dejarnos acompañar, o acompañar a su autor, en cualquier viaje, interior o
exterior, en el que la música siempre debe estar presente.
Grabado mezclado y masterizado en
Grabaciones Sumergidas (el Puerto de Santa María) por Juan Antonio Mateos,
entre noviembre de 2020 y enero de 2021.
Letras y música: Juanlu Fdez (*excepto Elena con letra de
Sara Aires).
Juanlu Fdez: voz y guitarras.
Avi López: Bajo.
Juan Antonio Mateos: Teclados, sintetizadores.
Ernie McGomma: Batería.
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