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lunes, septiembre 21, 2020

Granada Sound 2020


Algunos tuvimos fe y la mantuvimos hasta el último momento. Fe en que, a pesar de todas las dificultades que están atravesando los festivales, los granadinos no nos quedásemos con las ganas de cerrar en verano en Granada Sound. Para ello, tras aplazar el “festival grande” a 2021, The Music Republic anunció dos jornadas de conciertos, el Granada Sound Days. Un formato más pequeño para un festival imprescindible en la ciudad que le da nombre.


Una primera jornada, con amenaza (incumplida) de lluvia, nos dejó disfrutar de los sevillanos Full, siempre presentes en este festival en el que tantos fans han ido acumulando año tras año. Tras la publicación de Capadocia (2018), la banda ha realizado una intensa gira, principalmente en festivales y con los temas ya bien curtidos y un público que siempre recibe bien los grupos con temas bailables abrieron la tarde del viernes con toda la energía que siempre muestran.


Tras ellos, unos Fuel Fandango muchos más acústicos y “tranquilos” de lo que nos tienen habituados nos acompañaron a ver ponerse el sol tras Parapanda. Tras presentar en enero su disco ORIGEN (2020), la banda tuvo que enfrentarse, como tantas otras, a la interrupción de unos conciertos presentación que, afortunadamente, han podido ir realizando (en su mayoría) gracias al esfuerzo de los pocos promotores que se han atrevido a seguir haciendo festivales en un año tan fatídico como ha sido este. Cómodos y cercanos en el escenario de Granada Sound, tanto Ale como Nita supieron adaptar el formato para lucirse como siempre a pesar de las imposiciones legales a ambos lados del escenario.


A partir de ahí, las ganas de bailar quedaban sentadas en las respectivas sillas porque, sin autorización gubernamental para hacerlo, escuchar tanto a Varry Brava como a Elyella desde el asiento se hacía tan complicado que no fueron pocas las veces que los encargados de seguridad tuvieron que recordar a algunos asistentes la obligación de permanecer en las sillas durante el espectáculo. Cierto es que, si bien ambos son para saltar y bailar sin descanso, el consuelo de disfrutar de estos conciertos compensaba con creces la frustración de no poder bailar como locos con ellos.


Con el sold out del sábado y cambios de última hora en los horarios, debidos a problemas con los instrumentos de Dorian, que no llegaron a tiempo por problemas en el vuelo (vamos, lo típico que te pierden las maletas, pero en instrumentos) INMMIR abría la tarde, aún soleada, aunque con nubes amenazando a ratos, despertando en los asistentes nuevamente las ganas de bailar un rato, como se ha hecho siempre. El virus, además de elegir las zonas donde ataca, parece ser que lo hace con mayor saña a los que bailan, de otra forma no se entiende.


Los toledanos Veintiuno recogieron el testigo con máxima energía y, animando al público en todo momento a respetar las normas, fueron capaces de interactuar dentro de las restricciones, con un público que levantó brazos, coreó y aplaudió a una banda que, a juzgar por lo que vimos en el festival, tienen bastantes adeptos entre el público granadino.


Cuestión aparte fue la salida a escena de los siempre queridos Viva Suecia, con un alcalaíno que se afincó brevemente en Granada entre sus filas (nuestro querido Jess Fabric), la cercanía de Murcia y un paso por la ciudad que siempre ha ido de éxito en éxito, estaba claro que tenían que protagonizar algunos de los momentos más intensos del festival, con ese “MILAGRO” que tan bien están defendiendo y que suena siempre a gloria. Sentados todos ellos, al igual que el público (aunque quizás el público a ratos algo menos), si algo conseguimos con ellos fue recuperar la fe y pensar que, al fin y al cabo, cada uno tiene lo que se merece. 

Un repertorio preparado ex profeso para los conciertos acústicos, con fragmento de “¿Por qué te vas?” (Jeanette), incluida. Alguna crítica abierta por parte de Rafa Val a la desacertada política del señor Ministro de Cultura, porque, como todos los demás trabajadores del espectáculo, ellos también están padeciendo las restricciones, siempre más severas con el mundo del arte.


Cierre de noche y de festival a cargo de unos Dorian que son una apuesta siempre segura de cualquier festival. Una banda que canta bien, toca bien, tiene buenas letras y un directo meticulosamente estudiado. Siempre magníficos Marc y Belly, encabezando una banda que no deja de acumular éxitos. Sorpresa en el tema cantado a dúo entre Marc y Lisandro (LOVO), que pasó de estar tras los teclados a primera línea con el mismo arte con que desarrolla las melodías en Dorian.

Y el cierre, sin fuegos artificiales ni ruido extra, entre el silencio que queda cuando se apaga la música y se apagan las luces. Con la incertidumbre de lo que deparará lo que resta de año (y el siguiente) a una industria que está pasándolo realmente mal, pero la satisfacción de haber disfrutado de un concierto cargado de momentos únicos. ¡Qué falta nos hace la música!

Crónica: Isabel Alonso

Fotos: J.M. Grimaldi 







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