Primera referencia de esta poblada banda murciana que genera, a partir de un ecléctico ramillete de influencias que van desde el western swing, el dixieland, el folk o el rock and roll, una personal impresión paisajística de la imaginaria mezcla entre el Levante español y el desierto de Arizona.
Dicen que a Ronnie Lasdunas un buen día el reloj se le paró a orillas del río Segura. Allí mismo decidió unir fuerzas con otros músicos igual de gitanos que él e intentar plasmar en canciones su particular y fronteriza visión de esas tierras levantinas, que perfectamente podrían maridar con el desierto de Arizona si uno fuerza su imaginación, pese a la distancia geográfica. Todo es ponerse...
Como todo, las grandes historias tienen un germen que les da origen. La de esta recibe el nombre de Romualdo López, Romu para los amigos, un adorador de Calexico, Kevin Ayers y Harry Dean Stanton que quería, tras su paso por unas cuantas bandas, dar salida a la música que realmente quería hacer. Tuvo la suerte de subir a su barco a gente de dispar procedencia -algunos, incluso de la música clásica- pero con visión similar a la suya, que no sólo le acompañaron, sino que acabarían contribuyendo a diseñar la arquitectura de un sonido al que puede otorgarse el mejor de los parabienes: es plenamente reconocible.
Eso lo aprecia cualquiera, sobre todo al escuchar el rotundo disco de debut que han conseguido, no sin esfuerzo, sacar a flote en una magnífica edición en vinilo (que cuenta con el magnífico diseño de Cascales, conocido por las portadas de Crudo Pimento) y que responde al nombre de Estuario. En él, un compendio de diez motivos para afirmar que todo su esfuerzo ha merecido la pena. Esa voz chulesca, arrastrada, que con todo descaro gasta Romu, encuentra perfecta compañía en las guitarras de Noel Almagro, el contrabajo de Carlos Rico, la batería de Rafa Gilabert, el reconocible fiddle de Fulgencio Aparicio y una efervescente sección de metales. Juntos son una irresistible máquina de ritmo capaz de hacer temblar el suelo.
Grabado en los estudios El Miradoor de Alhama de Murcia, los paisajes que pinta este trabajo son como los tonos de su portada o el color de la arena que adorna el nombre de la banda, tonos ocre que desprenden calor, sensualidad y la promesa de 1000 placeres ocultos. Sólo hay que dejarse arrastrar. La secuencia de ambas caras no deja respiro: Rio Abajo, Estuario, Cactus, la referencial Balada De Harry Dean, Empresa De Derribo o La Isla son todas piezas de un mapa que un día alguien rompió en pedazos y ellos han vuelto a juntar a su manera. De esta forma, da igual la procedencia, credo, sexo o color del oyente, la diversión está asegurada.
Enlace de escucha del disco
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