Katy, cari, ¿qué ha pasado?

Desaparece uno 8 años de escribir porque tiene que ir a por tabaco y, en cuanto me doy la vuelta, ¡te quedas embarazada! ¡Y de tu novio, ni más ni menos!

¡Pero si nos juramos amor, eterno! ¿Ya no te acuerdas? ¡Soy yo, Kat, aquél chico pizpireto de la capucha roja con cuernecitos y ceguera permanente...! Por los ojos, digo, el pelo lo sigo llevando como a ti te gustaba: calvo y con patillas teñidas de azul pitufo.

Vale, Orlando (el tipo, no la ciudad) es más guapo y hace pelis chulas y gana un pastizal y hasta habla así raro como tú, en ese idioma que tenéis vosotros allí en América que se pronuncia "supa trupa bins ar gonablain mi" y os podéis comunicar sin señas (aunque nosotros nos reíamos más; tú de mí, por lo menos)...

Total, qué más te dará a ti dedicarme tu nuevo tema, "Never Worn White", con toda esa emotividad declarando amor eterno, en vez de a Bloom... ¡Pero si él ya pilla cacho, ya lo tiene clarinete!


No, en vez de eso, vas y confirmas todo en tu cuenta de Twitter, ahí súper feliz, sin pensar si el bebé nacerá con orejas de elfo o vaya usted a saber qué.

Sí, Catalina, me siento dolido. Yo, que dediqué mi vida entera (bueno, al menos unos minutos de ella) vertiendo lo mejor de mí en cada uno de tus artículos.

Como el que hablaba de esa posible salida al mercado de tus memorias, o aquél otro en donde se decía que te querías liar con Rihanna o, por poner un último ejemplo, cuando te dio por contar cómo perdiste la virginidad.

¿Cómo? ¿Me estás acusando, oh Catalina de mis entretelas, de usar la tontería esta de que estás embaraza para meter 3 enlaces a artículos que publiqué sobre ti, después de siglo y medio que no escribía, y así favorecer que suba el posicionamiento de Alquimia Sonora en internet?

Por ahí sí que no paso, eh, querida.

Arrieritos somos. Arrieritos...