Entrevista a Lagartija Nick en su "Zona de Conflicto"



Llevan 20 años como formación. Sobrevivieron a la movida de los ’80 a ritmo de rock y comenzaron a fraguar con un número de teléfono y unas siglas (091 o KGB) lo que más tarde se convertiría en paradigma del indie nacional. A nivel internacional se escuchaba a Sonic Youth y a Pixies, y parecía que el rock alternativo fraguado en Donosti, Zaragoza o Madrid no podría llegar al estatus de indie. Pero sí que llegó. Y en el epicentro granadino estaban ellos, Lagartija Nick, mirando hacia composiciones musicales y textos más psicodélicos y complejos.

En sus 12 trabajos discográficos han experimentado con el trash, el nu-metal, el punk, el rock, el garage... y con su última edición, “Zona de conflicto”(Chesapic, 2011) vuelven a reinventarse en forma de trío: Eric Jiménez, Víctor G. Lapido y Antonio Arias. Alquimia Sonora comparte con los “lagartijos” unos minutos de tregua dentro de esa recién estrenada zona de conflicto, y al frente de la entrevista, uno de los grandes, Antonio Arias.



Alquimia Sonora: Que Lagartija Nick edite un nuevo trabajo 20 años después de aquel “Hipnosis” y que sigamos sabiendo que se trata de una apuesta segura es algo muchos grupos envidiarían. ¿Cómo es posible mantenerse fiel a un universo sonoro tan particular como el vuestro y no perecer en el camino?


Antonio Arias: Quizá estemos muertos y no lo sepamos, como Bruce Willis en “El Sexto Sentido”. Hoy en día abundan las historias de zombies, puede que la nuestra sea algo así. Nuestra mera existencia es un milagro, quien no me crea que se mire al espejo, ahí está el milagro. Solo sabes que has hecho algo cuando vuelves la vista atrás, y eso no es un ejercicio muy aconsejable. Lo mejor es mirar hacia delante y si tienes algo que decir, perfecto. Cuando entras a un estudio amplificas tu mensaje, y si te dice algo tienes la obligación artística de manifestarlo.

Manifestarse artística y socialmente, como está pasando en estas últimas semanas. La gente está cansada de tanta convulsión social, económica y política... ¿por qué decidisteis llamar “Zona de conflicto” a este disco?

Yo hubiera preferido otros títulos como “Hay alien ahí?” o “Crimen sabotaje y reacción”. Pero bien es cierto que la zona de conflicto no necesitamos verla todos los días en el telediario, la sufrimos dentro de nosotros día a día. Supongo que se puede aplicar a cualquier tipo de coexistencia. Un grupo también es una zona de conflicto.

Un grupo que se mantiene en pie con tres pilares fundamentales: Eric, Víctor y Antonio: batería, guitarra y bajo. ¿Pensáis mantener la contundencia del trío o en los directos se contará con algún elemento más?

Con el formato de trío defines las armonías que te parecen destacables y te centras en ellas. Es verdad que necesita mucha más concentración, en ese estado estamos cuando tocamos. Tocar con Eric o con Víctor es muy fácil ya que nos conocemos desde hace años y sabemos lo que nos gusta. Hasta ahora los conciertos han ido muy bien y hoy día nos parece un acierto no haber completado la formación con más músicos.

Suponemos que estaréis cansados de que siempre se os pregunte por otros grupos como Los Planetas, aunque es indispensable hablar del peso que habéis ejercido en otras formaciones. Parece que sólo se le de importancia a determinados grupos cuando todo el trabajo ha venido desde mucho antes, como es también el caso de La habitación roja, en los que encontramos huellas de lagartija en melodías y letras. Mojaros un poco... ¿os molesta que puedan ser estos grupos los que recojan ahora vuestro legado y multipliquen su importancia en cuanto a un reconocimiento más popular?

El hecho de que en el caso de Los Planetas sigamos siendo amigos y sigamos involucrados en proyectos dice mucho de nuestra relación. Ellos nunca han ocultado su respeto hacia Lagartija Nick y es algo que siempre le agradeceremos y además es mutuo. Nadie hace música para que le digan “tú eras el primero” o “tú lo hiciste antes”. Creo que mantener la admiración de esas formaciones sólo nos hace sentirnos orgullosos de su éxito.

En “Zona de conflicto” vuelven a aparecer referentes recurrentes en otros trabajos, como el espacio exterior en “Supercuerdas”, “Vuelo nocturno” o “Tiempo de exposición”. De hecho, y como ha dicho Antonio, él mismo propuso llamar al trabajo “¿Hay alguien ahí?”. Un universo externo que contrasta con el universo interior que también está presente, el de los enigmas, el de la introspección, como en “Panorama nº5”, y que no desvirtúa el trabajo final. ¿Cuál es la relación entre ambos espacios?

David Jou, con el que trabajé en “Multiverso” me propuso hablar del tema, ya que estaba inmerso en la creación de un libro que se ha editado ahora llamado “Cerebro y Universo, dos cosmologías”. La relación infinita de los dos espacios nos dice mucho de el desconocimiento que tenemos de nosotros mismos. Era una forma de evolucionar en la poesía astronómica. De ahí que yo quisiera llamar al disco “¿Hay alien ahí?”. No puedo evitar hacer referencia a esos temas. Para mi es una revolución mirar al espacio.

Mirar al espacio y mirar a nuestro alrededor, como Varsovia. En “Warsawa” aparece una Varsovia que fue zona de conflicto, un lugar que aún hoy deja ver sus heridas y en el que la reconstrucción fue necesaria. ¿En cuántas Varsovias habéis estado a nivel musical y personal y cómo habéis sobrevivido a esas reconstrucciones?

El caso de Varsovia es curioso porque tuvieron que echar mano incluso de grabados para reconstruirla. En nuestro caso la tecnología propicia un acercamiento a tí mismo que hace años era impensable. Cada reconstrucción lleva una política de conservación más que de restauración. Puedes nacer de nuevo sin necesidad de inventar tu pasado ya que lo puedes consultar en cualquier momento. El ghetto de Varsovia se está cayendo y prefieren su desmoronamiento para no mantener un pasado tan doloroso, es comprensible, lo gracioso es que quieren construir un hotel,… me dieron la letra en bandeja.

En esta “Zona de conflicto”, además, hay zonas de sombra y zonas más claras. “Mi vida anterior” se encuentra, por ejemplo, en el lado opuesto que “Arenas”. Esta división, este contraste, es algo que hemos encontrado en otros trabajos anteriores y que suponen una de las señas de identidad del grupo. ¿A la hora de componer pensáis en esa distinción o es simplemente algo natural que surge y que luego se empasta perfectamente?

Son los dos terrenos donde se mueve el disco, oscuridad afterpunk o brillo pop. Las letras también determinan mucho. En el caso de “Mi Vida anterior” había una escritura en caliente que se suaviza si la interpretas más brillante, quizá sea solo una cuestión de contrastes. Es como si en este disco se hubiesen manifestado de manera más clara los opuestos en cuanto a la música que interpretamos. Hay pocas canciones de carácter intermedio.

Habladnos de la portada del disco. Se trata de un paisaje vacío, de un lugar que parece deshabitado pero al que parece que ese “Vuelo nocturno” que cierra el álbum nos lleve.

Me encanta la pintura de José Callado con el que trabajé el año pasado. Sus cuadros cenitales son mi debilidad, como paisajes de mundos exoplanetarios. Nunca la había relacionado con “Vuelo Nocturno” pero tienes razón. El álbum hace muchas referencias visuales y arroparlo con su pintura me pareció muy oportuno.

Cambiemos de tercio... La industria musical sí que está en conflicto. Cada vez se vende menos, cada vez la promoción sirve de menos,... Y sin embargo las redes sociales, el boca a boca o las plataformas como myspace hacen que se llenen más las salas. ¿Cómo habéis vivido durante estos años la transformación del modelo empresarial en la escena musical? ¿Se puede sobrevivir a las descargas o hay que batallar contra ellas?

Para mi es una cuestión de simbiosis entre los colectivos que aún quedan apoyando esta industria. Ser más compresibles con el entrono en que se mueven las discográficas. Aportar ideas, sumar a su esfuerzo. Ya nunca volverán los tiempos en que una compañía se curraba tu carrera a tres años vista, olvidémonos de eso, tampoco era para tanto. No creo que el problema sea la zanahoria del todo gratis, es la gente la que se ha convencido de que este es un colectivo inútil o peligroso. Es una cuestión de quién distribuye el soma.

A modo personal recordaré un album como “Omega” (1996). Recuerdo que el CD entró en casa por mi madre, amante del flamenco, y que yo se lo robé en varias ocasiones para escucharlo con mis compañeros de facultad. Con ese trabajo os conocí y comencé a ver a Morente con los ojos de la admiración. Desde entonces siempre asocié a Lagartija Nick con la experimentación. ¿Cómo influyó aquel encuentro en el grupo?

Cambió nuestra forma de verlo todo, el negocio, la música, los proyectos. En Morente encontramos a nuestro gurú y así estuvimos algo más de 15 años. Dale las gracias a tu madre por haberlo comprado, para mi es un trabajo muy especial. Desde aquel disco sabemos que no hay límite cuando pones el corazón en un proyecto, así te diga todo el mundo “pero...¿qué estás haciendo?”, algo así como “marcha...la que tu lleves”.

Casi 10 años después el cantaor granadino volvió a unirse a una banda de rock como los new yorkinos Sonic Youth en el Greenspace de Valencia en una espectacular fusión en el escenario. Y posteriormente colabora en el tema “Tendrá que haber un camino” y en “Que me van aniquilando” de Los Planetas. ¿Por qué ese encuentro entre el flamenco y el indie quedó tan natural cuando parece que sean estilos totalmente opuestos?

Porque vieron en nosotros cómo había que hacerlo, cómo había que acercarse al flamenco, no perdiendo tu personalidad. Sonic Youth asistieron a un "Omega" en Nueva York e intentaron hacerlo en Valencia con él. El caso de Los Planetas es diferente ya que se deciden a cantar ellos los palos, algo que siempre me ha parecido muy valiente y que podía abrir una nueva vía.

Aunque es difícil que llegue al público de la misma forma que un trabajo más “convencional” (el ejemplo está también con el trabajo “Val de Omar”), ¿es posible que Lagartija Nick se embarque en otro proyecto de similares características?

Nunca es algo premeditado, te ves sin pies ni suelo en el momento más inesperado. Crees que no vas a poder avanzar y de pronto ya has pasado. Siempre habrá proyectos que nos empujen a dar lo máximo de nosotros mismos.

Y ahora una recomendación... ¿qué es lo último que habéis descubierto y que no podéis dejar de escuchar?

No creas que estamos tan al día, puede que Víctor y Eric sí sean modernos, yo no paso de Buddy Holly o de Syd Barrett, con eso he tenido suficiente hasta hoy. Supongo que de ahora el último de MGMT.

Se acerca la temporada de festivales, ya sabéis, esos campamentos de verano donde tocan tropecientosmil grupos y que luego nunca sabes quién ha tocado qué o con quién. Si tuvieseis que programar uno de ellos, ¿cuál sería el cartel?

Volvería al concepto de participación de grupos españoles, cuidar la cantera y todo eso, pasando de los guiris.

Ahora a pisar escenarios y a darle vida a esa “Zona de conflicto”. ¿Cómo convenceríais a quien haya llegado al final de esta entrevista para que asista a uno de los bolos?

Convencer a alguien de que se levante del sofá y se dirija a una sala que seguro que le pilla lejos no es tarea fácil. Además puede que le piten los oídos esa noche, que no pueda acercarse a la barra para conseguir una cerveza, no sé, un montón de cosas. Quizá diciéndole que puede que no vuelva solo a casa esa noche, quizá le anime.

Muchas gracias Antonio y al resto de lagartijos, claro. Y para terminar por todo lo alto esta entrevista, os dejamos aquí el directo del tema "Universal" junto a Amaral ("No disparen al pianista" de TVE, 2008)








Más info:
http://www.myspace.com/lagartijanick2010

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