Jack White - Sala Razzmatazz. Barcelona, 02/09/2012.
Pocas habÃan sido las ocasiones en las que habÃamos podido ver a Jack White en directo sobre nuestros escenarios. El de Detroit, hasta el momento, sólo habÃa venido en 2007 con los White Stripes y al año siguiente con The Raconteurs, por lo que la expectación ante su show no era pequeña. Que Jack White es uno de los músicos norte-americanos más influyentes del momento no es ningún secreto, pero creo que la organización se pasó un poco de optimista al emplazar el concierto en el Sant Jordi Club. En 2012 no es fácil vender 4000 entradas a casi 40 euros, asà que el cambio a Razzmatazz era de lo más previsible.
Con media hora de retraso sobre la hora prevista, se apagaban las luces y la música ambiente en una sala Razzmatazz repleta. Si en Madrid, White salió al escenario acompañado de The Buzzards, su banda masculina, en Barcelona el turno era para las Peacocks, la formación femenina. No asistimos al show de La Riviera por lo que se hace difÃcil decir cuál de los dos grupos es mejor, nos quedaremos con haber disfrutado de la experiencia en directo de unas Peacocks muy sólidas musicalmente y muy sobrias en su puesta en escena.
Aunque, como era de esperar, gran parte del peso del setlist recayó en su último trabajo, el gran Blunderbuss (2011), a lo largo de la hora y media que duró el show, White tuvo tiempo de rescatar temas de todas sus formaciones. AsÃ, al lado de canciones nuevas como Missing Pieces, Freedom at 21, Hypocritical Kiss o Blunderbuss pudimos escuchar Dead Leaves and the Dirty Ground o Seven Nation Army de The White Stripes (los temas que abrieron y cerraron el concierto respectivamente), Blue Blood Blues de The Dead Weather o Top Yourself de The Raconteurs. Un repertorio que dibuja perfectamente el sonido “White”, ese que bebe tanto del blues y de otros géneros añejos como de la distorsión y el ruidismo y que, no sé si sorprendentemente o no, configura un setlist equilibrado y dinámico que no deja un minuto para el aburrimiento. Curiosa la elección de White de “liquidar” uno de los temas más pegadizos de su trabajo en solitario, I'm Shakin', relegándola al estatus de intro mientras salÃa la banda a escena, en una versión grabada y breve, muy breve.
En cuanto, a la puesta en escena, los principales protagonistas fueron Jack White y su música. Las Peacocks, aunque muy solventes a nivel musical, siempre se mantienen en un segundo plano, al fin y al cabo son la banda de acompañamiento. Además, fue un concierto directo al grano, con pocas interrupciones y ningún elemento escénico que le restase importancia a las canciones. Sin embargo, el que fuese un concierto centrado en la música no quiere decir que White descuidase la parte estética del show, si no no serÃa Jack White. Con el azul cielo como hilo conductor, hasta los roadies y las fotógrafas de la organización iban “de punta en blanco”, nada desentonaba. Me llama la atención que con lo cuidadoso que es White con la imagen de sus proyectos haya elegido una portada tan poco conseguida para su Blunderbuss...
En resumen, un setlist al que se le pueden poner pocas pegas, una ejecución muy competente y mejor sonido que en otras ocasiones. El único pero podrÃa ser una audiencia algo frÃa que sólo se desmelenó cuando sonó Seven Nation Army, lo que me lleva a preguntarme: ¿sólo nos (con)mueve la nostalgia?
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